Todo el mundo tendrá que convertirse en emprendedor
Dirijo una startup. De forma clara y directa, 16 horas al día. Todo lo que hacemos es nuestro. Cuando nos pusimos a pensar en contratar a una persona más, nos dimos rápidamente cuenta de que no podríamos aguantarlo. No podíamos pagar el seguro, supervisarlo, ofrecerle un sueldo estable. A que se debe que todas esas cosas que hacen un trabajo estable, son todo lo contrario a lo que se hace en una startup. Y desde hace poco, todo el mercado de trabajo. Ahora resulta que no son solo las startups las que no quieren empleados tradicionales, Google tampoco, ni los pequeños negocios o agencias.
Sólo hace falta comprobar como el 30% de las empresas tecnológicas más importantes ya han creado fondos de capital semilla pensado para startups y emprendedores. En los núcleos centrales de las empresas, el espíritu emprendedor es más bienvenido que nunca antes en la historia. La palabra “intrapreneur” se remonta a 1992, pero es ahora que ha pasado a ser todo un fenómeno mundial, con empresas contratando emprendedores, llevando a cabohackathons (competiciones entre startups) y dejando que los empleados dediquen un 20% de su tiempo para trabajar en proyectos creativos secundarios.
El trabajador emprendedor es popular. La pregunta es, ¿qué ha pasado con el trabajador tradicional, al que podías pedirle algo, y sabías que lo haría? ¿Todos tenemos que ser emprendedores?
La respuesta: robots. Los empleados que actúan como si fuesen robots, o sea que hacen sólo aquello que se les pide, es un perfil que está empezando a quedar obsoleto. Imaginemos una fábrica de construcción de aviones. Tienes la opción de contratar dos personas por 50.000 dólares al año, o bien comprar un robot por 250.000 que te durará 15 años, sin pausa para tomar café, 365 días, 24 horas, y sin historias personales.
No me extraña que los robots se estén poniendo de moda. Hoy en día, hay unos 10 millones de robots alrededor del mundo. En Corea del Sur, líder en usarlos, hay 347 robots por cada 10.000 personas. ¿Y son buenos? Se estima que en el 2030, los robots harán trabajos manuales igual de bien que los humanos. Así que estaría bien que la mayoría empecemos a pensar si nuestros trabajos existirán en 10 años vista.
La buena noticia es que uno de los aspectos que los robots no tienen ( el factor humano), distingue a los emprendedores. Son los que entienden a los humanos, conocen sus problemas y crean algo con valor de la nada.
¿Y qué pasa si sencillamente no te gusta esto del espíritu emprendedor? ¿Eres un especialista en tu trabajo y quieres continuar haciendo lo mismo? Ok, supongamos que mientras trabajes, no habrá ningún robot capaz de hacer tu trabajo. Aún existe otro problema: la gente. Hay mucha gente en otros países que estaría encantada de hacer tu trabajo por mucho menos. En muchos campos, no importa que vivan en otro país. No importa donde estés, siempre habrá otros países con mano de obra más barata.
Todo el mundo ya se ha dado cuenta de que los programadores de Rusia codifican por 3 veces menos que los programadores estadounidenses. En la India, sería incluso más barato. Pero ¿qué pasa con el mercado de trabajo aún por descubrir?
Si hay algún refugio en todo esto, puede ser gracias a la creatividad. Si tu trabajo es ser creativo, tal vez puedas conservarlo. Considera, sin embargo, que un emprendedor creativo probablemente trata de vender su creatividad fuera de su trabajo principal, por lo que en realidad sería más reconocido como creador que como emprendedor. Podría ser un blog o un libro.
Todo se reduce a esto: necesitas crear oportunidades y vender. De eso trata el espíritu emprendedor. Si eres un abogado, no conseguirás un socio sin clientes para la firma. Eso, es vender. Y si no quieres asociarte, no te preocupes, seguro que serás reemplazado por alguien más emprendedor.
Para todos aquellos a los que no les guste todo esto, estas también son buenas noticias. El mundo es cada vez mejor, lo único que pasa, es que uno también tiene que cambiar con él.
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Fuente: Eureka-Startups.