Jon Uriarte, 33 años, y Ander Michelena, 28 años, se conocieron en Londres, donde eran compañeros de trabajo en un banco de inversión. En 2009 se convirtieron en socios cuando decidieron crear Ticketbis, una plataforma intermediaria de compra y venta de entradas entre particulares para eventos de cualquier tipo, que el año pasado facturó 5,4 millones de euros. Desde entonces su plantilla ha crecido de cinco a cincuenta y cinco personas, un número que prevén duplicar en los próximos doce meses. Estos jóvenes han dejado de ser emprendedores. Se han convertido en empresarios, aunque les provoque la risa cuando se les otorga este título.

En ese tránsito han tenido que hacer un ejercicio de delegación y de consenso importante: “Es la única manera de que la empresa sobreviva. Si quieres crecer tienes que apoyarte en el equipo y entender que no puedes hacerlo todo. Sigues siendo tu propio jefe pero no tienes poder de decisión absoluto. Hay que aprender a delegar y perder el miedo a los errores que los demás puedan cometer”, explica Uriarte.

Para crecer tienes que apoyarte en el equipo y entender que no puedes hacerlo solo

Pocas empresas logran hacer este tránsito de una manera sosegada. De hecho, el 80% de los nuevos negocios no superan los dos años de vida, siendo el tercero y el cuarto los momentos cruciales para la consolidación de la empresa. Sergio Martínez-Cava, subdirector de la Fundación de la Innovación de Bankinter, asegura que “para superar esa barrera es fundamental prever un modelo de negocio escalable que, desde los inicios, prevea una progresión que sea válido para la expansión”.

Reinvertir los beneficios es también una de las calves para seguir creciendo. Según Aurelio Jiménez, director de planificación de la Fundación Incyde, “los empresarios no se dejan deslumbrar por el éxito. Hacen números y son muy austeros y cuidadosos cuando se embarcan en nuevos proyectos”. Por su parte, Daniel Soriano, profesor de gestión emprendedora del IE Business School, considera que para permanecer en el mercado el emprendedor debe cambiar de mentalidad: “Tiene que dejar descansar el espíritu innovador, asumir que la vorágine del principio ha dado paso a la rutina y reconvertirse en un perfil más gestor. Un directivo sabe rodearse de los mejores, no tiene miedo a variar el rumbo y disfruta creando un proyecto del que todos se sientan parte. En definitiva, es consciente de que se encuentra en una nueva fase”.

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Fuente: Diario Expansión.