Nadie es imprescindible. Quédese con ello y no trate de cambiarlo, porque sólo conseguirá amargarse la vida. Y si investiga mucho sobre este particular llegará a una conclusión aún más frustrante, si es su caso: los hay que son aún menos imprescindibles que otros.

Quizá debería dejar de preocuparse por buscar soluciones al hecho de que usted es prescindible –en los tiempos que corren, más que nunca– y tendría que ocuparse en la manera de afrontarlo. Esto se soluciona, básicamente, reinventándose y añadiendo valor. Pero sin creerse insustituible. Ovidio Peñalver, director general de Isavia, explica que “aún asumiendo esta condición, es necesario añadir valor: el optimismo es uno de estos méritos, porque todo el mundo quiere estar con optimistas inteligentes. También lo son el compañerismo y la entrega; la proactividad –dar ideas y ser creativos–; o hacer crítica constructiva”.

Creerse demasiado imprescindible es poco inteligente si se quiere hacer carrera

Está claro que siempre habrá alguien que pueda llevar a cabo la tarea que usted realiza, sobre todo si ésta no es muy cualificada. Si es un alto mando y detecta que no pasa nada en su organización después de una ausencia prolongada, tendrá que reconocer sin aspavientos que, o esa tarea suya tan precisa no resulta tan necesaria, o usted no es tan insustituible como parece, o como cree. Peñalver recuerda que “existe una tendencia creciente en muchas compañías a que nadie pueda ser promocionado sin que se haya buscado a la persona preparada para sustituirlo. Esto va en contra de los miedos a que alguien pueda hacerle sombra”.

El experto explica asimismo que avances como Internet han hecho que seamos mucho más prescindibles: “Resulta casi imposible ocultar nada, y siempre habrá alguien que es (y puede demostrarlo al mundo) más creativo, que está más preparado, que sabe más idiomas...”.

En general, debe evitar ser de esa clase de profesionales que no permiten o no aceptan que todo funcione sin ellos durante una temporada; ni de los que temen tanto a no ser necesarios que ni se toman vacaciones o se pasan sus días de descanso llamando al trabajo para ver si todo va bien. Seguro que todo va bien.

Jorge Cagigas, socio de Epicteles, introduce un elemento de relatividad: “Debemos analizar para quién es imprescindible uno mismo. Si nos vamos a un ejemplo actual, Pep Guardiola ha considerado que no era ya imprescindible para la organización (el Barça), pero Pedro –uno de sus delanteros– declaraba recientemente que su entrenador era imprescindible en su carrera”.

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Fuente: Diario Expansión.