Si explota la burbuja inmobiliaria y te dedicas a la construcción cambia el chip y busca un hueco en la rehabilitación de edificios o crea un estudio de arquitectura a la carta; si el sector automovilístico vive horas bajas, trata de introducirte en la sanidad; y si enseñar a hablar inglés a estudiantes y profesionales ha tocado su techo, combínalo con el reclutamiento. Aunque parezca descabellado, estas reinvenciones son reales. Cuando el mercado comenzó a estar de capa caída, algunos emprendedores decidieron dar un vuelco a su negocio. Unos de ellos para sobrevivir, otros para conseguir aumentar su cartera de clientes y todos para incrementar sus ingresos.

Al finalizar la carrera, los fundadores de Arquitectura a la Carta tenían claro que no podrían favorecerse de los beneficios del boom inmobiliario. En 2009 la burbuja ya había explotado y ejercer de arquitecto no era una de las mejores opciones, al menos de la manera más tradicional. Por esta razón pusieron en marcha un negocio diferente: un comparador online en arquitectura, construcción, reformas y decoración. La empresa no sólo funciona, sino que Javier Bautista y sus socios han apostado por la franquicia para crecer. Estos jóvenes son un ejemplo de la esencia de la innovación: ellos identificaron los elementos que habían cambiado y apostaron por un diseño a medida del cliente. “Hemos conseguido que contratar una obra sea un servicio como cualquier otro en el que se requiere una oficina para ofrecer un trato personalizado”, dice Bautista.

Para Sergio Bulat, abogado experto en resolución de conflictos y editor de Empresa Activa, “ahora más que nunca la creatividad tiene que estar presente en cada uno de nosotros. Pero no hay que entenderla sólo como tener una idea genial, única y revolucionaria que lo cambie todo. Es una chispa que hace que una pequeña variación en la tarea cotidiana permita que nuestro trabajo se convierta en más motivador y a la vez atractivo para nuestro público”.

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Fuente: Diario Expansión.