Carlos Martín decidió volver al pueblo que le vio nacer, El Cardoso, para hacer realidad su sueño empresarial: la Taberna de El Tino, un mesón típico de la Sierra de Ayllón. Con la crisis, no son pocos los que están regresando al campo y muchos de ellos lo están haciendo con vistas de levantar un negocio dedicado al ocio. El éxodo urbano está facilitando una incipiente cultura emprendedora, pues “el medio rural alberga una gran cantidad de oportunidades de negocio”, asegura Gonzalo González, coordinador del proyecto Emprender para Conservar de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

El campo no es sólo ganado y cultivo. El ocio está ganando terreno y ya no se reduce a casas rurales y restaurantes. “El que elige la montaña como forma de recreo busca tranquilidad, exclusividad, naturaleza sin masas, pueblos con patrimonio histórico, desconectar, comer bien, descansar, nutrirse de experiencias y volver con las pilas cargadas. Busca servicios con encanto y atención personalizada”, explica Lucía Molet, fundadora de Descubrimiento en el Bosque, un proyecto que incluye talleres y actividades en interacción con la naturaleza.

No tiene nada que envidiar al ocio de costa, pues “la gente que va al campo tiene unas características bien diferenciadas a la que elige la playa”, indica Daniel Soriano, director del Centro Internacional de Gestión Emprendedora de IE Business, “aunque el hecho de que este tipo de ocio se esté volviendo más cercano puede llegar a hacerle la competencia al de costa”, añade.

Los que eligen el campo para abrir un negocio dedicado al divertimento no lo hacen para ganar mucho dinero. Estos proyectos, más que rentables, son sostenibles.

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Fuente: Diario Expansión.