Ray Kroc abrió su primer McDonalds en abril de 1955 en un suburbio de Chicago. El franquiciador más famoso del mundo comenzó su aventura tras conocer en California el restaurante de los hermanos McDonalds y, al ver la oportunidad, decidió convertir la hamburguesería en una tienda en cadena. Cierto es que no inventó nada, pero consiguió un extraordinario éxito que se mantiene en la actualidad. Su ejemplo pone de manifiesto que emprender a través de la franquicia puede resultar una buena opción. Siempre y cuando se calculen adecuadamente los gastos, la inversión y la rentabilidad del negocio elegido. Mariano Alonso, director general de MundoFranquicia Consulting, considera que “en general, las franquicias que requieren más recursos son aquellas que necesitan amplias superficies de venta y/o una alta dotación de maquinaria y activos fijos”. La hostelería, la restauración y la alimentación suelen cumplir estas características.

Santiago Barbadillo, director general de Barbadillo Asociados, indica que “en el sector de la restauración la inversión media ronda los 350.000 euros y su retorno suele producirse en el tercer o cuarto año”. Y añade que “aunque el consumo cae, la gente sale de su casa. Es un aspecto de la cultura española”. Es por esto que bares, restaurantes y cafeterías son negocios que, aunque resultan caros de poner en marcha, obtienen altos beneficios.

La recuperación del capital invertido suele suceder a los tres o cuatro años del inicio del negocio

Además del de la hostelería Xavier Vallhonrat, presidente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), añade otros sectores: “El ámbito de alimentación –auténtico motor del sistema de franquicias español– con marcas como Día o Carrefour; el área de informática, con enseñas como Beep o MSweb.es; los servicios de belleza, con firmas como Biothecare Estetika o Bye Bye Pelos; y heladerías, entre las que destaca Llaollao o Carte D’or”. Aunque Alonso prefiere hablar de cadenas rentables, más que de sectores. Las redes que logran ser más productivas son aquellas en las que “el franquiciado ha tenido en cuenta factores de competitividad; la trayectoria del modelo, así como la disposición de un programa de I+D+i en el que basar la adaptación de éste a las características de la demanda”.

Una vez vistas estas cuestiones, se debe prestar atención al retorno de la inversión. María Dolores Sevillano, directora de consultoría de Tormo Asociados, expone que “lo lógico es que el emprendedor tenga tiempo de recuperar el capital invertido y de conseguir rentabilidad. Esto último sucede en una media de tres a cuatro años”.

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Fuente: Diario Expansión.