La definición formal del negocio escalable es que se trate de empresas que tengan un potencial de crecimiento muy fuerte, que se puedan internacionalizar y que sean capaces de hacer crecer los beneficios sin reinvertir en infraestructuras al mismo nivel que aumentan los ingresos.

Vamos, que si para conseguir un beneficio de 50 euros ahora tengo que gastar 20, para obtener 100 euros de beneficios no tenga que invertir otros 20. Que basten 5 o 10 euros.

En esta definición formal, estarían los productos que se pueden distribuir por Internet y que no exigen transporte. O sea, negocios basados en contenidos como “los SaaS (software as a Service) que tienen una rentabilidad bruta del 100%. Una vez hecho el desarrollo, lo vendes cuantas más veces puedas mejor, porque todo lo que ingresas es margen. Es el mejor ejemplo de negocio escalable. Como lo son también los bienes virtuales, los juegos, etc. Cuesta lo mismo que jueguen 100 personas que un millón”, explica Enrique Dubois, CEO de Mola.

La realidad es que cualquier negocio tradicional se puede hacer escalable. “Una empresa que fabrique cuadros en Cuenca, por ejemplo, que es lo más físico del mundo, se puede transformar en una empresa del siglo XXI perfectamente escalable e internacionalizable. Si bien es cierto que no es algo natural para una empresa tradicional, con las herramientas de hoy en día se puede hacer”, explica Rodolfo Carpintier, presidente de DaD.

Más información: Revista Emprendedores.

Fuente: Revista Emprendedores.