Por lo que nos comenta nuestro socio y tutor, la fase en la que estamos es muy común entre los emprendedores. Probablemente porque en el ADN del emprendedor va gravado a fuego tener un imaginación voladora, empiezas a pensar: Esto lo podemos incorporar aquí porque… ¡Claro, y además vamos a hacer!, ¡Si, si buena idea, vamos a ver cómo lo incluimos!

¡ALTO! Cierto es que en un estadio inicial la idea debe tomar forma. Tomar forma, no convertirse en un monstruo formado por retales de todo lo que se nos ocurre. La razón es simple. Si empezamos a coger retales, la idea se deformará por completo, perderemos el norte. Además, la idea debe cubrir una necesidad del mercado, no hacer el mercado. Cuando empezamos a incorporar conceptos sin pensar realmente en si es el momento y si realmente encaja, a la perfección con nuestro proyecto, acabaremos no sabiendo por qué empezamos el proyecto. Es más, probablemente llegue un momento que, todo lo hecho hasta entonces no sirva de nada. Debamos empezar de cero. Debemos incorporar sentido a lo que hacemos, sin éste solo tendremos caos, desorden.

Lo dicho hasta ahora no debe interpretarse como que debemos agarrarnos a un clavo ardiendo. La vida, valga la redundancia, está viva. Las cosas cambian y debemos cambiar con ellas, ser flexibles, pero siempre con un objetivo. Cogimos una balsa con la idea de llegar a un punto determinado, modificaremos el rumbo unos grados, si es necesario, para llegar a ese punto.

Probablemente, la volatilidad de ideas que van saliendo de nuestra cabeza tiene a José Manuel –nuestro socio y tutor- totalmente desquiciado. Finalmente, creo que ha conseguido que nos centremos –no sin antes bailar entorno a otras ideas y modificar nuestro rumbo como en otra ocasión me gustaría contaros-.

¿Cómo ha conseguido José Manuel encauzarnos? Simple, nos hizo coger nuestro “pseudo”business plan de veinte páginas y resumirlo en forma de “bullet points” en tres folios: Proyecto, Valor añadido, Competencia y Público Objetivo.

Hemos tardado varios días en centrar nuestro proyecto. Como decía, no es fácil pero cuando haces ese ejercicio de síntesis te das cuenta de qué es lo realmente importante y valioso de tu proyecto. Antes de esto te crees que todo lo que dices vale millones.

Más información: Eureka-Startups.

Fuente: Eureka-Startups.