En los últimos dos lustros, la incorporación de China, la India y otras economías emergentes al comercio mundial ha provocado una importante disminución de las cuotas de exportación de los principales países industrializados: un 40,5% en el caso de Francia, un 31,9% en Estados Unidos y un 12,2% en Alemania. Sin embargo, en España solo cayó un 8,9%. Esta característica, claramente positiva, que contrasta con la antes mencionada pérdida de competitividad, da lugar a una especie de “paradoja” o “puzzle español”.

La expresión proviene de las investigaciones de Pol Antràs, Rubén Segura-Cayuela y Diego Rodríguez. Estos autores proponen una explicación de la paradoja dejando de lado el análisis agregado de los datos de todo el país y centrándose en las cifras de las empresas exportadoras según su tamaño: los costes laborales unitarios de las más grandes han evolucionado de forma más favorable que el resto; además, sus exportaciones también crecieron a un ritmo mayor que el de las empresas pequeñas y medianas.

El tamaño de las empresas, por tanto, pasa a ser una de las claves, tal y como sugiere el estudio del Banco de España “Indicadores de competitividad: la importancia de la asignación eficiente de recursos”, haciéndose eco del trabajo de Antràs, Segura-Cayuela y Rodríguez: “Las empresas de mayor tamaño habrían tenido un mejor comportamiento de los costes laborales unitarios en la última década y, a la vez, sus exportaciones habrían crecido más que las del resto de empresas. Su diferente peso relativo en el agregado de tales costes laborales y en el del total de las exportaciones, por tanto, podría ayudar a explicar lo que se ha denominado «paradoja española»”. De hecho, las estadísticas de la Fundación Sepi corroboran esta tendencia que también se da en el resto de países industrializados pero se acentúa particularmente en España: el 3,5% de las empresas exportadoras representa el 88% del valor de las exportaciones totales.

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