La logística empresarial es el conjunto de actividades que optimizan el flujo de mercancías, desde las compras a proveedores hasta el consumo de productos terminados por los clientes, así como los intercambios de información que genera este proceso, cumpliendo con la satisfacción del cliente y con un mínimo coste. Engloba tres fases: aprovisionamiento, producción y distribución, en cada una de las cuales se desarrollan múltiples actividades que resultan más complejas en el entorno internacional (previsiones de demanda, selección de proveedores, compras, recepción de mercancía, almacenaje -ubicación, tipo, dimensión, gestión y preparación de pedidos-, transporte, expediciones, devoluciones y logística inversa, gestión de palés y soportes, etc.).

Desde los años setenta del siglo pasado, el desarrollo e implementación de técnicas de optimización logística ha resultado ser un factor estratégico clave para la evolución de las empresas. En la actualidad, las distintas compañías (proveedores, fabricantes, distribuidores y operadores logísticos) colaboran conformando cadenas logísticas eficientes, pues se ha asumido que dicha colaboración, cuando no su integración, es la mejor garantía para competir en el entorno internacional actual (se compite entre cadenas logísticas), lo cual requiere el mejor producto al menor precio y con la disponibilidad y flexibilidad exigidas por el mercado en cada momento.

De esta manera, se relaciona la logística con la gestión de la cadena de suministro (supply chain management o SCM), que implica la colaboración y coordinación de cada empresa con las anteriores y posteriores dentro de su misma cadena de suministro (logística integral), aplicando diversos sistemas y técnicas de optimización logística: just in time, lean manufacturing, sistemas SGA, minimización del stock garantizando la cadena -pedido óptimo y su frecuencia-, reducción del lead time de aprovisionamiento, stock de choque o avanzado, cross docking, etc.

Las TIC y el comercio electrónico abren enormes posibilidades en este campo. A modo de ejemplo, en operaciones B2B (business to business), grandes importadores gestionan sus productos almacenados mediante radiofrecuencia (RFID, que aporta ventajas de coste, seguridad, control y rapidez), permitiendo a sus clientes mediante claves de acceso a su web realizar sus propios pedidos y conocer el estado real de sus existencias. Una vez realizado el pedido on-line, se produce la orden automática de preparación del mismo, transporte, entrega al cliente, confirmación de la recepción y facturación.

En el mercado del B2C (business to consumer), el comercio electrónico puede aprovecharse por la empresa basándose en una web de gran visibilidad y la asociación con un operador logístico internacional para las entregas de sus productos, lo que permite hacer más real que nunca (también para las pymes) el mensaje “el mundo es tu mercado”.

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Fuente: El Exportador.