Año tras año, el informe GEM -Global Entrepreneurship Monitor- nos sirve de guía para ver los avances, casi siempre lentos, de la actividad emprendedora en España y otros países. Este año, con este contexto tan complicado de por medio, las cosas han cambiado. La tasa de actividad emprendedora ha aumentado un 34,8% respecto al mismo periodo analizado de 2010. Pero Alicia Coduras, directora técnica de GEM España, no quiso pecar de optimista durante la presentación del informe ayer en Madrid: "Más de la mitad de los negocios se están poniendo ahora en marcha, y su futuro es incierto", comentó. De hecho, casi un 57% de la actividad en fase emprendedora todavía no está aportando los beneficios esperados para la economía en términos de riqueza, empleo e innovación.

Como en 2005

Pero la tasa registrada el año pasado -5,8%, lo que implica que en julio de 2011 había casi seis iniciativas en fase emprendedora por cada 100 personas de entre 18 y 64 años- se acerca a niveles de 2005, ese año en el que la crisis no existía y todos éramos más ricos y más listos. O al menos eso creíamos. Para ir más allá de esa cifra, Coduras explicó que muchas de esas empresas han nacido por necesidad, la necesidad que apremia tras el desempleo. "Muchos han cogido el dinero del paro y han montado un negocio. No habíamos observado esta tendencia tan a gran escala", dijo.

Ese 25% que emprende porque está en el paro emprende peor. El motivo por el que lo hace no es oportunidad, ni siquiera vocación. "Son iniciativas más modestas sin demasiada invención tecnológica. Más bien se trata de iniciativas de subsistencia", añadió Coduras. El informe es revelador cuando señala que la proporción de actividades que se han emprendido por necesidad ha aumentado un 36,3%. Y siete de cada diez proyectos nacen sin empleados.

Para Juan Carlos Díaz, coautor del informe, este año "parece que va a ser más favorable, pero el entorno no lo es todavía por muchos motivos". Entre ellos, factores educativos, la infraestructura física y los programas gubernamentales. "El Gobierno ha anunciado una ley de emprendedores y ya tiene el informe encima de su mesa con una serie de recomendaciones nuestras, pero todas las Administraciones Públicas deberían ayudar, porque hay mucho por hacer", apuntó Ricardo Hernández, director del proyecto GEM en España.

Financiación

Alrededor de un 70% de los emprendedores necesita fondos ajenos para poner en marcha su iniciativa. ¿Sigue siendo la financiación uno de los principales obstáculos? Yanci Vaillant, otro de los coautores del informe presentes en la rueda de prensa, no lo tiene tan claro. "Es una traba pero no es la única. La burocracia no pone las cosas fáciles, aunque lo cierto es que quien sigue emprendiendo es gente con condiciones financieras preestablecidas", dijo. Y apuntó que uno de los problemas de épocas anteriores es que se le ha dado financiación a proyectos que realmente no lo merecían. "Se ha estado regalando financiación, y eso se ha acabado", declaró.

Para Ricardo Hernández, más que poner la mirada en el entorno familiar, los amigos y las entidades financieras, hay que fijarse en otras herramientas. "Es importantísima la figura del business angel; en España hay una asociación pero necesitamos que le ponga énfasis a los emprendedores. Necesitamos que el capital semilla mejore", comentó. ¿Cómo mejorar el entorno, ya que el tema financiero está complicado? Para Mª Cruz Sánchez, otra de las investigadoras del informe, la edad media en la que se monta un negocio no ha cambiado: unos 38, 39 años. La mujer ha aumentado su participación en la creación de empresas y también los jóvenes y los mayores del 50 años. "Es fundamental la ayuda de las instituciones educativas. Especialmente la universidad, que es el verdadero nicho de los emprendedores. Es ahí donde hay que actuar", dijo.

También dentro de la empresa pueden surgir oportunidades de negocio. Este año, el informe ha medido por primera vez en España el intraemprendimiento. Una tasa algo menor que la general, ya que se obtuvo un 5,4%. "Ser empresario es una vocación, no una profesión", apuntaló Ricardo Hernández

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Fuente: El Economista.